¿De qué se tiñe el Conflicto?

Ante los diferentes pigmentos que tiene el conflicto, dilucidamos el intento por establecer una conexión de cambio con la naturaleza del arte y la sensibilidad por tradiciones ancestrales, pueblos que van suscribiendo en su piel, un contexto social que intenta olvidarle y menospreciar el símbolo que estos representan. Se puede considerar tener una conciencia sobre ello, pero la visión de cambio que se plasma como realidad social, de personas que no pretenden aguardar en pensamientos ilusorios sino en actos de transformación; es lo que logra moldear los pequeños tintes del verdadero cambio.

Sin embargo ¿Cuán real será dicha conciencia, cuando olvidamos la intervención conveniente de quienes tienen el poder, y aguardamos en el control de conocimiento que se tiene sobre el conflicto? El conflicto armado nos habla de un proceso de paz que supone la búsqueda de la integridad y restauración de la identidad, pero si reflexionamos sobre los interés que emanan de las distintas partes en cuestión, encontramos cómo a pesar de pretender construir un escenario de cambio, siguen interviniendo factores que benefician a algunas personas, nuevamente sin tener presente a quienes de forma directa afecta el conflicto.

La armonía con la naturaleza, describe más de lo que a simple vista puede llegar a ser un espacio territorial; representa el territorio de donde brotan sus tradiciones y creencias y la comunión con un ambiente ancestral que les define. Con ello se establece un paralelo entre la espiritualidad de la madre Tierra, frente a una conceptualización materialista, que concibe únicamente los beneficios que trae la explotación de la misma.

Ello supone una forma distinta de concebir la ausencia de libertad, donde se ven destinados a seguir las demandas de los que tienen el poder, y siguen siendo objeto de discriminación y pieza de juego para fines lucrativos.

El fundamentalismo de una guerra que presupone intereses particulares, deja en el olvido la lucha por la igualdad, y tatúa con sangre el recuerdo de voces que proclaman resistencia.

El asesinato de Genaro García, no es más que el reflejo de estrategias de control que buscan romper con un pensamiento autónomo, que está en contra de las reclamaciones generadas en torno a la problemática territorial. Los grupos ilegales del país nunca han estado de acuerdo con que se fomenten los derechos de las poblaciones afrodescendientes, y es evidente que mediante el desplazamiento forzoso de gran parte de la población, intenten mantener el control político y territorial.

Teniendo en cuenta el acuerdo que establece el cese de fuego por parte de las FARC, se ingresa en un plano que exige esclarecer la procedencia de su muerte; siendo importante determinar la dirección hacia la que se dirige el proceso de paz, para con ello poder hablar de un posconflicto. Adicionalmente, se vislumbra lo que podría ser un posible choque de los grupos armados con la integración social, por la dificultad que puede generar esta, ante la variabilidad de pensamiento.

Por último, la poca eficacia de la seguridad y protección que hay para la población indígena, y la carencia de seriedad ante las denuncias que emite; son reflejo de la falta de compromiso existente por parte del gobierno, en el asentamiento de una conciencia colectiva, sobre las afectaciones del conflicto para dichas comunidades y las condiciones de vida de las mismas.

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