Bitácora 2



ANALISIS

Las noticias de la semana nos dejan hechos de discriminación en relación  a las minorías étnicas, la cual se presenta a diario, lo que ocurre es que  esos fenómenos no trascienden la cotidianidad ni merecen el reconocimiento, visibilidad y/o exposición de los medios de comunicación, que hasta cierto punto lo ven como una actitud normal dentro del desarrollo local cotidiano. Pero, para  resaltar la problemática se necesita que esta sea supremamente notoria y visible a los ojos de la comunidad en general, afectando no solo a la sociedad sino a la economía e imagen de un País. Un ejemplo de esta realidad es la declaración de muchos estudiantes afrocolombianos e indígenas que  cuentan sus experiencias en relación al trato social y racial que han tenido por parte de “otro”.
Pero no solo las minorías étnicas sufren de un tipo de rechazo o persecución, ya que los niveles de criminalidad en la ciudad de Bogotá aumentan cada vez más  como también lo hacen las altas tasas de desempleo y la poca exigencia para una educación mejor,  problemas sociales que envuelven a cada persona que conforma esta ciudad.  Esto  lleva a pensar que solo nos jactamos en decir que  vivimos en un  país que respeta la  cultura, que promueve la  diversidad étnica y que lucha por una seguridad general, pero la realidad nos enseña que es en este país donde no se valora el potencial más grande  que tiene  toda civilización que es el aporte humano.

Pero también podemos levantar criterios discutibles, pues porque no preguntar: ¿a cuántos funcionarios pertenecientes a las minorías étnicas, negras e indígenas integran el alto Gobierno?, ¿son suficientes los que tenemos en la actualidad? y ¿por qué no elegimos a un presidente de raza negra?, definitivamente la venda que cubre a la población es tan grande con el bolsillo de los mandatarios; en conclusión seguimos teniendo el poder de luchar por aquello que se nos fue arrebatado, la igualdad social, la inclusión étnica ( que cabe  destacar que  las minorías étnicas e indígenas, han ido consiguiendo con el paso del  tiempo, hacer realidad lo que está consagrado en la Constitución, la legislación especial indígena y  que por ende, están legitimados para administrar justicia en su territorio y la diferenciación con la justicia ordinaria o penal) y el valor de cada mujer, hombre, niño, anciano, discapacitado y el diferente rol que cumple el ser humano en una civilización.


En conclusión estos hechos y acontecimientos disimiles ocurridos en diferentes partes de la ciudad de Bogotá tiene un hilo conductor común, y es la falta de intervención del estado, en este caso de las autoridades locales para disuadir a los violentos, a los atracadores, a los violadores, y a los que atentan contra la ciudadanía, en sus diferentes modalidades; este poder gubernamental debe contar con garantías de protección, de seguridad y de vigilancia que permitan una convivencia real y efectiva. Es esencial dar a conocer aquellos derechos que han sido ocultos, vulnerados y/o  violentados pues es la base para mantener a poblaciones tan grandes en un “mismo nivel”. De igual forma como ciudadanos debemos cumplir   las leyes se parte de una formación orientada al dialogo, a la  tolerancia, al valor por el prójimo. Hacer lo posible por una mejorar esta  cultura ciudadana. 

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