Una mirada a Bogotá desde sus poblaciones étnicas y migraciones.

Bogotá, la  capital de un país diverso y un importante centro de influencia nacional, se ha convertido en una ciudad  multiétnica y cultural, pues es un centro urbano abierto a las personas, para ser habitado y permitir el desarrollo  humano, razón por la cual es un foco de concentración poblacional. Poblaciones al interior y exterior de la nación se desplazan a la capital en busca de mejores oportunidades, bien sea de empleo o educación, además  es indudable que Colombia está compuesta también de distintas etnias que desafortunadamente se han visto obligadas a desplazarse a la ciudad debido a la ola de violencia que los ha perseguido hasta llegar a las grandes urbes y en especial a Bogotá. Un claro ejemplo de este desplazamiento, es las mujeres Emberá que trabajan por el Museo del Oro, que en nuestra salida de campo se evidenció una situación de precariedad tanto física como cultural, controladas por el mando de un señor que les exige vender sus artesanías. En sus rostros se notaba la tristeza y el dolor.


Dicha concentración de multiplicidades ha permitido que la ciudad conserve, resguarde y proteja algunas manifestaciones culturales que se han convertido en patrimonio material e inmaterial muy rico y diverso, conformando así la identidad de desde la multiplicidad; situación que para los visitantes extranjeros es un gran atractivo y por ello también arriban a la ciudad, con ánimo de conocer y sentir la diversidad del patrimonio cultural de la ciudad.  A lo largo del segundo semestre del 2017 se evidenciaron diversos sucesos y acontecimientos sobre las poblaciones y grupos de la ciudad, tema que nos concierne como habitantes de una gran ciudad como Bogotá, especialmente por una disputa de inclusión en esta sociedad.


Las políticas públicas que se ha desarrollado en los gobiernos de los últimos años parecieran haber olvidado la conformación intrínseca del país y por ende de la ciudad, donde se cuenta con una multiplicidad de grupos étnicos y poblacionales que deben ser incluidos, respetados y protegidos por la ley, de forma incluyente garantizando la justicia, el conocimiento, la libertad y la paz; Tal cual reza en la constitución política de Colombia. Se han dejado de lado los grupos étnicos que diversifican la cultura y la identidad nacional, pues ni siquiera se les cuenta para establecer instituciones eficientes garantes de condiciones mínimas vitales, ni siquiera se escuchan sus voces a través de los mecanismos de representación establecidos y más preocupante aún, los recientes acuerdos de paz, han generado un trato excluyente con dichos grupos, pues las víctimas pertenecientes a estos grupos no han sido tratadas de la misma manera que víctimas de otras poblaciones y sus reclamos frente a esto no tiene un mínimo de escucha y  repercusión en medios masivos de comunicación.      


El legado cultural étnico poco a poco se está perdiendo en las regiones del país, y cada vez más vemos a nuestros ancestros en condiciones precarias en los puentes y calles de la ciudad. Tantas inestabilidades han llevado a la población a realizar actos extremos e inmorales según su cultura, como manifestaciones por un digno sistema de salud, el acceso ilegal al sistema de transporte, que generó un hecho violento contra la policía nacional, lo cual rechazamos. Situaciones que evidencian la crisis que azota Bogotá, además de la problemática negligencia ya naturalizada por parte del gobierno y los mismos habitantes de laciudad  con las comunidades indígenas, afrocolombianos y  Rom del país.


La ciudad ha sido centro de atracción para extranjeros, su estructura urbana la hacen destino principal para buscar asilo. Es el caso de Venezuela, país vecino que está en lucha constante por la democracia y aumento económico, dicha crisis ha ocasionado un éxodo del país a distintos lugares del mundo para la supervivencia. Colombia por ser su vecino, es el principal destino que eligen en busca de refugio y oportunidades para la sostenibilidad familiar, en su mayoría están presentes en Cúcuta, Paraguachón y Bogotá, con un total de 263.331 (El Tiempo, 2017) hasta agosto del presente años, sin contar las poblaciones no registradas y que permanecen de manera ilegal. Lo que se pudo evidenciar de nuestra salida de campo al respecto de la migración venezolana, es que efectivamente la población bogotana nota un aumento en su migración, al mismo modo que no sienten inconformidad, pero sí angustia por aspectos como: la salud, el trabajo, la educación y la movilidad.


La administración distrital de Bogotá atraviesa un periodo de inclusión donde se quiere pensar en todas las comunidades, sin embargo, la tardanza en la implementación y ejecución de planes económicos de apoyo está  llevando a la población vulnerable a buscar ayudas por sus propios medios, generando caos, temor e inseguridad en la ciudadanía. La falta de cultura por parte de los bogotanos hacia las comunidades, la falta de respeto y cierta xenofobia hacia los inmigrantes entre otros comportamientos son notorios en los capitalinos. Aunque se hable de multiétnica, las desigualdades son mayores en estos grupos poblados de los cuales hemos hablado. La inclusión no solo le compete al estado, también es parte de los bogotanos.
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